Ariadna encadenada

Coro de luciérnagas

Estrofa

Corres de noche, hija de Minos, impulsada por un dolor en el vientre. Atormentada, piensas en tu hijo, pero no has sido fecundada. ¡Qué incógnita, qué dolor! Te atrae el retrete, padre y madre de Himeneo, hermano de Ares, hijo de Urano, y te acercas vigilando. ¿Qué querrá? ¿Qué quiere provocar con su visión? ¿Fuente altiva o trasera?

Antístrofa

Cual serpiente venenosa se inflama el intestino. Su dolor ha sido percibido, su necesidad remarcada. Ariadna, abre la túnica y deja que el aire te golpee; que recorra tu trasero la sombra nocturna y salga a la luz el origen de tu mal. ¿Son los frutos de Pan, cena deliciosa? ¿El encanto de Baco? Dínoslo, cautiva del retrete, mientras esperas en su copa.

Ariadna

¡Ay, luces de la noche! Inclinarme ante vosotras no puedo. Presa me tiene una horrible necesidad, de remedio inexistente, en esta perenne roca blanca. Ártemis injusta me hirió con una oscura saeta, tan dolorosa como su risa, de alma macabra. Mi intestino, perforado. El colon, sepultado.

Corifeo

¡Terrible es tu relato!

Ariadna

Terrible es mi dolor, infame el castigo de Zeus. Ahora espero, reposando en el marfil, a que cesen los temblores y sea expulsado el mal de mi cuerpo. ¡Maldito el día en que fuiste lanzada, madera de Ártemis! ¡Dame tu fuerza, Hefesto, y que tu cojera me sirva de muleta!

(Gemidos y resoplidos. Entra Casandra y cae, golpeando la puerta con la cabeza)

Casandra

¡Vano esfuerzo!

Ariadna

¡Ingrato sonido! ¿Quién provoca mi ira? ¿Quién violenta mi cuerpo?

Coro

¡Es Casandra! ¡Es Casandra!

Ariadna

¡Horrible hermana, hija de Príamo! Tu muerte en casa de Clitemnestra es un regalo demasiado ansiado.

Casandra

¡En mis ojos, luces de Apolo, de extraño mensaje! Huyen las sombras del futuro y se revela el camino del presente. Hay mármol en el cuerpo de la minaida, vive Níobe petrificada en su oscura serpiente. ¡Ariadna invertida, del laberinto interior! Titánico esfuerzo, inútil divina ayuda. El vino cae y, blanquecina, la tierra sorbe tu miel. ¡Deprisa, antes de que sea tarde!

(El coro arrastra fuera el cuerpo de Casandra)

Ariadna

Oscuras palabras a las que no hay que hacer caso. Ignoro el profético mensaje. ¡Traedme vino, leche y miel!

(El coro regresa con tres ánforas)

Coro

Doloroso es el camino, sirvientes del destino, para todos los que arrastran.

(Ariadna coge las ánforas y las vacía en el suelo)

Ariadna

¡Bebed, dioses, de estas ofrendas! ¡Que estas libaciones sirvan a mis propósitos! ¡Retumba, Zeus terreno!

(Un gran terremoto sacude el escenario. De una grieta aparece Atenea)

Coro

¡Qué extraño caso! Del hacha de Hefesto, hiriente de Zeus, sangre de su frente: Atenea, diosa del saber. ¿Qué misteriosos eventos se aproximan? ¿Qué destino tramado por las Moiras le aguarda a Ariadna?

Atenea

Hija de Minos, Ariadna invertida, la del laberinto interior. Me complacen tu suspicacia y tu ingenio, precursora de Ulises. Que mi consejo te sirva para cumplir tus objetivos.

Ariadna

Un dolor atroz me constriñe: un alma parecida a la piedra tengo atrapada en mi interior, pero no es Bato mi deutor. Herida por Ártemis, la excreción de los frutos de la tierra me resulta tortura infernal.

Atenea

Déjame poseerte. Que mi fuerza y salud eternas te sirvan de apoyo.

(Se fusionan con un estallido blanco)

Ariadna/Atenea

¡Ah! ¡Ah! ¡Oh!

Coro

Lo que fluye sin dolor resulta irrelevante. ¡Qué gran mentira, de los que sólo dan talante! Un peso que se mueve, impulsado sin un muelle, restos de comida, fuente de gran vida.

(Atenea y Ariadna se separan con otro estallido de color rojo)

Corifeo

¡Qué miseria y qué tristeza, morir por una vileza!

Ariadna

¡Fracaso! ¡Horrible es tu venganza, arquera del Olimpo!

Atenea

Fuerte es la saeta de Ártemis, irrompibles los hilos del destino con los que te encadenan las moiras. Me despido, hundida en la vergüenza.

Ariadna

¡No huyas, cobarde!

(Atenea se lanza de cabeza por la grieta del suelo. Casandra grita desde fuera)

Casandra

¡Esfuerzo titánico, Loxias, el que propones!

Coro

Qué tristeza y qué vileza morir por una crudeza.

Ariadna

¡Silencio, faros nocturnos, y escuchad! La priámide Casandra ha vuelto a hablar, mencionando un terrible rival de Zeus. ¡Que una de vosotras vaya en busca de Prometeo! Él nos guiará con su fuego.

Corifeo

Así se hara.

(Una luciérnaga sale)

Coro

Así esperas a que llegue tu hora, Ariadna encadenada. Prometeo y Parca, corriendo a buscarte. ¿Qué será de tu alma? ¿Depositarás en la tierra, o serás depositada? Qué injusta venganza, qué aleatorio castigo, qué arco más cruel el de Ártemis. Gime, hija de Minos, hasta que se resuelva tu futuro.

Ariadna y Casandra

¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

Fin